¿El 17 de octubre tuvo una importancia crucial en el origen del peronismo o más bien es parte de la mitología peronista?
Al peronismo le gustó pensar que había surgido de esa movilización espontánea y por supuesto que ella constituyó una fecha importante, pero el peronismo no fue una construcción instantánea: uno no puede ver la historia en esos términos. Entonces, lo que pasa es que hay varios sentidos que muchas veces no se tienen en cuenta porque el mito lo cubre todo. En realidad, el 17 de octubre es sobre todo el resultado de la formación del movimiento obrero: aunque la CGT no hizo ningún paro para exigir la liberación de Perón, sí fue la primera vez en que los trabajadores ocuparon el espacio público y de alguna manera dirimieron sus diferencias allí.
Pero además, desde el punto de vista político, el 17 de octubre le abrió una salida al país entero, porque el Gobierno militar adelantó las elecciones y rápidamente hubo que hacer una campaña electoral: Perón armó el Partido Laborista y la oposición formó la famosa Unión Democrática, que era una coalición de todos los otros partidos que había en la Argentina.
Y aunque un poco ya venía de antes, quizá a partir del 17 de octubre aparece también una sociedad más polarizada desde el punto de vista de las clases. De hecho, hay muchas leyendas de un aluvión zoológico, sobre todo por parte del Partido Socialista Democrático y los conservadores, respecto de estos obreros que se dirigieron hacia plaza de Mayo; pero eso forma parte también de una mitología, en este caso de la del antiperonismo.
¿Cuál fue el rasgo distintivo del primer peronismo?
El peronismo hizo muchas cosas durante esos 10 años, pero sobre todo modernizó las relaciones laborales. Antes del peronismo no había jubilación y no existían el escalafón, las vacaciones pagas y la sindicalización en todas las actividades laborales. O sea, lo que hace el Gobierno peronista, y este es un rasgo muy distintivo, es agregar derechos laborales que antes no existían.
En lo cultural, en realidad no hubo una gran rebelión, sino que fue la expresión de un nuevo sector social que antes no participaba: estamos hablando de una Argentina que había desarrollado sus industrias y tenía una clase obrera relativamente joven desde el punto de vista de la edad de los trabajadores. Creo que hay que mirarlo así, como un movimiento que abrió una nueva etapa política y permitió modernizar las relaciones laborales.
¿Qué queda del primer peronismo en la Argentina de hoy?
El peronismo, como también podríamos decir del radicalismo, ha cambiado sus sentidos en función de las coyunturas políticas de cada época. ¿Qué relación podríamos establecer entre el radicalismo de hoy y el de Yrigoyen? Es una pregunta ahistórica, porque los partidos van modificándose y reflejan las transformaciones que se suceden a lo largo de las décadas.
Hoy el kirchnerismo tiene puntos de contacto con el peronismo en la medida en que abreva en su tradición y forma parte de él, pero también tiene sus propias características relacionadas con su propio contexto de surgimiento, que fue el de la crisis de 2001 y no el de la segunda posguerra. Creo que lo interesante es conocer esos contextos para poder entender la Argentina desde una mirada comprensiva y no en términos de polarizaciones.